El cumplimiento como cultura: el pilar invisible que sostiene la estrategia

Según una encuesta, las empresas que tratan el cumplimiento como un pilar estratégico funcionan con mayor solidez

Por Julia Freixo

En los entornos regulados por el Banco Central, el cumplimiento debe estar en el centro de las decisiones estratégicas. Más que una obligación legal o un apéndice del departamento jurídico, debe incorporarse a la cultura, el lenguaje y el comportamiento cotidiano de las organizaciones. Este entendimiento ha ido ganando fuerza en las instituciones financieras y en las empresas de medios de pago, que han ido tratando la cuestión como un diferenciador competitivo y creíble en el mercado.

La creciente complejidad de la normativa exige a las entidades financieras no sólo el cumplimiento íntegro de las normas, sino también una cultura de integridad sólida, transversal y permanentemente activa. Más allá de las políticas y controles formales, el escenario actual exige una escucha activa, un seguimiento continuo y prácticas de prevención integradas en la operativa diaria.

Los estudios refuerzan este punto de vista. Según la encuesta Integridad Corporativa en Brasil 2022, realizada por Deloitte en asociación con el Pacto Global de la ONU, las empresas que tratan el compliance como un pilar estratégico operan con mayor solidez. El estudio muestra que 87% de las organizaciones analizan sus riesgos con base en los estándares de la industria; 83% promueven acciones de capacitación y comunicación continua; y 79% confían en los canales de denuncia anónima como principal herramienta para detectar irregularidades. Mecanismos como la diligencia debida (72%), la gestión de conflictos de interés (63%) y las auditorías internas y externas (51% y 53%) también figuran entre las prácticas más adoptadas.

La madurez de los programas de integridad, según el estudio, está directamente relacionada con su capacidad de impregnar la cultura organizativa. Cuando el tema está presente en las decisiones y el discurso de los dirigentes, los resultados se reflejan en una mayor confianza, credibilidad institucional y mitigación de los riesgos reales.

Varias instituciones ya adoptaron prácticas para fortalecer ese entendimiento, como semanas dedicadas al tema, con formación, acciones de compromiso e integración de áreas como Compliance, Jurídica, Seguridad de la Información y Riesgos. Iniciativas de este tipo incluyen conferencias, videos temáticos, acciones gamificadas, sorteos y espacios accesibles para el diálogo, siempre con el objetivo de acercar el compliance al día a día de los equipos.

Esta es una visión que hemos adoptado en el Grupo Entre, cuyo CEO es Antonio Carlos Freixo Junior. Más que cumplir obligaciones formales, nuestro objetivo es siempre crear experiencias consistentes que acerquen el tema a los equipos y refuercen que "el cumplimiento no se impone - se construye con contexto, pertenencia y alineamiento continuo". El resultado es una percepción más concreta del valor de hacer lo correcto, incluso cuando no hay imposición.

Para las organizaciones bajo supervisión del Banco Central, ya no hay lugar para modelos reactivos. Necesitamos formar profesionales con capacidad de pensamiento crítico, autonomía para identificar incoherencias y la claridad de que la integridad es una responsabilidad compartida.

Tratar el cumplimiento como un pilar esencial de la sostenibilidad legal, reputacional y humana se ha convertido en una condición básica para las empresas en crecimiento. Consolidar una cultura ética es tan fundamental como desarrollar nuevos productos o entrar en nuevos mercados. Esta base es la que nos permite crecer con solidez, responsabilidad y seguridad institucional.

* Julia Freixo es directora jurídica de Grupo Entre